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Comentario sobre nuestra participación en los
VII Juegos Deportivos Centroamericanos

Ciudad de Guatemala
24 de Noviembre- 2 de Diciembre de 2001.

Resultados generales

El ajedrez salvadoreño logró 4 oros de 14 posibles (Lorena Zepeda y Tahnya Pastor en tableros individuales, además del primer lugar por equipos en "blitz", tanto masculino como femenino). En el cómputo global en cuanto a medallas doradas, quedamos detrás de Costa Rica, que se agenció 6: dominio inmisericorde en masculino (ganó el por equipos estándar y además sus cuatro tableros titulares) más una en femenino.

La Federación Salvadoreña de Ajedrez había calculado 5 preseas doradas, expectativa que había sido avalada por la prensa deportiva, en tanto el INDES -a través de su presidente, Enrique Molins- daba un mínimo de 4. Desde esta perspectiva, puede decirse que el ajedrez prácticamente cumplió lo prometido.

El caso Leyva-Lemnys

No hay duda de que las descalificaciones del MI Héctor Leyva y el MF Lemnys Arias le restaron potencial al cuadro nacional, mismas que se dieron por problemas de acreditación de su nacionalidad.

Por lo que sabemos y se nos ha comentado, la interpretación de las bases de competencia que dio el ORDECA -ente rector de estos juegos- fue la siguiente: para que un atleta originario de otro país distinto al que hoy representa pueda competir por él, debe poseer la nacionalidad de dicho país desde tres años antes del inicio del certamen en cuestión si el atleta ya ha representado anteriormente a su país natal.

La norma anterior difiere de las regulaciones de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), que permite a un ajedrecista jugar por la bandera de otro país que no sea el de su origen, siempre y cuando tenga tres años de no haber participado en competencias oficiales jugando para su país natal y, además, esté en proceso de nacionalización. De hecho, tanto Leyva como Lemnys han jugado en olimpíadas ajedrecísticas y diversas competiciones regionales y continentales, bajo bandera salvadoreña.

Así, Leyva (originario de Cuba) y Lemnys (nativo de Honduras) fueron sacados del evento, puesto que obtuvieron la nacionalidad salvadoreña hasta este año y, según ORDECA, ya habían representado a sus respectivos países en competencias internacionales. Esta aseveración se basó en una nómina de los VI Juegos presentada por Honduras, en la que aparece Lemnys integrando un equipo catracho de ajedrez "blitz" (en ese entonces deporte de exhibición) y en la presunción lógica de que Leyva debió jugar torneos internacionales por Cuba para obtener su título de Maestro Internacional.

El argumento de nuestros delegados salvadoreño fue que el "blitz" no era deporte oficial en los VI Juegos, y que Leyva nunca jugó por Cuba en torneos internacionales oficiales, pero ORDECA votó 4-3 en contra para desestimar tales alegatos y, como en estos juegos ellos mandan, no hay nada más que decir.

A la distancia y fuera del calor de las discusiones en medio de la competencia, creemos que este fue un garrafal error por parte de los asesores de la FSA y el INDES en materia de legislación deportiva, pues entendemos que el ORDECA, organismo rector de la competencia, no podría retirar a un atleta sin ninguna base legal. Incluso algunos jugadores y miembros de la delegación nacional están bastante claros en este aspecto: el error se cometió aquí, en nuestras propias oficinas, porque, independientemente del caso del "blitz" en los VI Juegos, en el Torneo Zonal 2.3 de 1998, evento oficial, Lemnys jugó precisamente por Honduras.

El caso de Leyva no es tan claro: él jugó al menos tres torneos internacionales "Memorial Capablanca" (1991, 1992 y 1996) y el Campeonato Nacional de Cuba (1993). Si bien se puede discutir que estos eventos impliquen o no la "representación oficial" de Cuba, también es cierto que hasta 1998 la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) tenía registrado a Leyva como jugador internacional cubano. Aquí hay un vacío que se resolvió con la figura de la "interpretación auténtica", en la que perdimos la votación.

Por último, la impugnación presentada por Honduras no fue de ninguna manera sorpresiva; por el contrario, ésta ya se veía venir. Esto es así, al margen de que el presidente de la Federación de Ajedrez de Honduras, Timoteo Betancourt, haya actuado con vileza en el caso de los juegos CODICADER de este año y, por lo tanto, se presuma en él una actitud mezquina contra el ajedrez salvadoreño, la cual se confirma con la picardía suya de no haber presentado la impugnación en el congresillo técnico previo al certamen, sino hasta ya pasada la primera ronda.

La vocación de lucha: lo mejor del equipo masculino

Al no contar con dos de los tres mejores ajedrecistas del momento, resulta claro que aquí se perdió al menos una medalla; además, al quedar el equipo sin suplentes, se perdió otra más: la que al final se hubiera podido lograr si se guardaba a un jugador que ya tuviera el galardón asegurado.

No obstante, hay que destacar el gran esfuerzo realizado por el resto del equipo, al mantenerse peleando por el oro hasta el último instante y, además, ganar el "blitz" por equipos. Esto demuestra una vez más que la motivación, el orgullo herido y el coraje son parte indispensable en la lucha por los altos honores: en este aspecto no nos cabe la menor duda que el liderazgo del veterano MF Boris Pineda fue fundamental.

Un elemento importante a tener en cuenta para próximos eventos es la recuperación del trío de adultos jóvenes: MI Carlos Burgos, MF Marvin Guevara y Héctor Chávez, quienes junto con el MF Ricardo Chávez representan la inmediata renovación de nuestro ejército ajedrecístico de cara a la competencia internacional. Ellos, por diversos motivos, habían estado lejos del alto rendimiento, pero que ahora parecen volver por sus fueros.

En femenino, resultado normal (por ahora).

Muy a pesar del desbordado entusiasmo y las altas expectativas de medallas del femenino, creemos que el resultado obtenido es, hasta cierto punto y por ahora, normal: dos de cuatro oros individuales en disputa, plata por equipos en tiempo estándar y oro en "blitz".

Desde hace varios años venimos analizando, evento tras evento, las actuaciones de nuestras ajedrecistas en el campo internacional, y una cosa la tenemos clara: en este momento nuestro ajedrez femenino, a nivel de selección mayor, está ligeramente por debajo de Guatemala, por un margen muy estrecho, pero margen al fin.

Para fundamentar esta apreciación, basta comparar los resultados de las nuestras con las vecinas "chapinas" en los eventos mayores de los últimos tres años:

Campeonato Subzonal Femenino (San Salvador, 1999): Ingrid Martínez y Carolina Mazariegos hicieron el 1-2 del torneo, mientras que sólo Lorena Zepeda alcanzó la marca de los 6 puntos y, con ello, la norma WIM.

34ª Olimpiada de Ajedrez (Estambul, Turquía, 2000): el equipo chapín nos vence 2-1 y queda mejor ubicado en la clasificación general.

Campeonato Subzonal Femenino (San Salvador, 2001): Lorena Zepeda gana el evento, pero al contabilizar los partidos que se jugaron entre las seleccionadas mayores, el marcador favorece a las guatemaltecas por 7-5. El desbalance lo hizo Dina Castillo con un 3-1 a su favor (ganó a Sonia, Nayda y Tahnya; perdió con Lorena).

Pero ojo: también tenemos la convicción de que, en un par de años, pasaremos al frente con mucha solidez. Fundamentamos esta afirmación en el hecho de que las cuatro maestras chapinas rondan los 30 años de edad y consideramos que ya alcanzaron su cenit ajedrecístico, mientras que nuestro equipo actual tiene entre 15 y 22 años de edad, por lo que posee mayor potencial, aparte de lo que pueda aportar alguna de las juveniles en pleno ascenso.

Experiencia vrs. Juventud: el eterno dilema

Fue precisamente el factor "experiencia" el que finalmente inclinó la balanza hacia el lado guatemalteco, aunque en un sentido paradójico: no por el mayor rodaje de las vecinas... ¡sino por el de una de las nuestras!

Bien se dice que "después de la batalla, todos son generales", pero da la impresión que el entrenador Héctor Leyva pecó de ortodoxo -y quizá de cierta subjetividad- al apostar por la experiencia cuando le encomendó a la WFM Sonia Zepeda (20 años) la misión de enfrentar y detener a la WIM Ingrid Martínez, en vez de alinear a WIM Nayda Avalos (15 años) para tal fin.

El equipo femenino debía al menos empatar el duelo con Guatemala para lograr el oro. Lorena Zepeda definía su medalla en el primer tablero, y la alineación de Tahnya era obligada en el tercero, por la misma razón. El dilema estaba en el tablero 2: ¿Sonia o Nayda?

La situación en la que se encontraban ambas ajedrecistas era similar en cuanto a las expectativas doradas: aunque debía cumplir con el requisito de jugar tres partidos para optar a la plata, Sonia ya no tenía opción al oro, para ese momento en manos de la WIM Dina Castillo, quien la había derrotado en la primera vuelta; tampoco Nayda, quien aunque invicta, tuvo un error de atención al no advertir la expiración del tiempo de su rival en la ronda anterior, lo cual le había dado la presea a la costarricense WFM Carolina Muñoz (ver nota sobre este incidente).

¿Cuántos entrenadores, de cara a esa situación, hubieran hecho descansar a Sonia, 4 veces campeona nacional y ELO internacional 2021, para darle la tarea a Nayda, apenas subcampeona por primera vez este año y todavía UR?

Casi ninguno. Y, sin embargo...

Pero no: con especulaciones está enladrillado el muro de las lamentaciones ("si el balón no hubiera pegado en el poste..."), y de una forma u otra, llegará la hora en que las cosas sean lo que deben ser.

Nueva San Salvador, 2 de Diciembre de 2001.

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- El partido Nayda Avalos (ESA) contra Karla Ramírez (CRC) se jugó, como todos los demás del evento, con relojes análogos mecánicos, por lo tanto, con el antiguo sistema de 2 horas para 40 jugadas más 1 hora adicional para definir.

- Al aproximarse al primer control de tiempo en la jugada 40, ambas jugadoras entraron en apuros de tiempo.

- Según testigos presenciales, la bandera de la jugadora costarricense habría caído antes de que ella presionara el reloj para completar su jugada 40.

- Nayda, con blancas, no habría advertido este hecho y, también en apuros de tiempo, hizo la jugada 41; acto seguido, Karla también jugó la 41.

- El árbitro auxiliar del evento apostado frente al tablero, el nacional AI Víctor Murillo, en ese momento observó la bandera caída en el lado de las negras y solicitó la reconstrucción de la partida, que estaba siendo anotada por otro auxiliar guatemalteco. Salieron 41 jugadas y la partida continuó.

NUESTRA CONCLUSIÓN: